El deporte y juego es cultura
NATANAEL GARCÍA RODRÍGUEZ
La hipótesis de que un homo ludens crea cultura a través del juego, viene desde hace tiempo. Si bien los trabajos de Huizinga sobre el homo ludens se remontan a comienzos del siglo XX, otros autores también, desde diferentes campos y esferas, han utilizado el recurso lúdico para dar razón de la actividad intelectual humana. El mismo Huizinga en “El otoño de la Edad Media”. Fue en esta obra donde desarrolló, por primera vez, su tesis en torno al juego como elemento generador de cultura. En efecto, al abordar el ideal caballeresco tardo-medieval resaltaba la importancia del juego y del deporte.
Posteriormente
el mismo Huizinga insistió sobre estas primeras intuiciones sistematizándolas
en su clásico libro Homo Ludens, concluyendo que todas las manifestaciones
culturales tienen su base en el juego*. La tesis central de Huizinga es muy
sencilla: la cultura nace en forma lúdica. El juego revela su presencia no sólo
en formas competitivas como la guerra, sino en las más altas manifestaciones de
la vida humana: ritos, cultura, saber, justicia y poesía. De este modo, el
derecho, la ciencia, la misma filosofía, las artes, en fin, todo cuanto de
cultural ha generado el ser humano encuentra su razón última en el juego. El
hecho lúdico se manifiesta así como el primer acontecimiento humano generador y
promotor de cultura, ejecutado como si estuviera al margen de la vida
ordinaria, pero que, a la larga, genera un ámbito segregado^ con sus propias
coordenadas espacio-temporales y sus reglas, del que nacen las diversas
instituciones humanas.
Con
su teoría Huizinga descarta las diferentes explicaciones que desde la biología
y la psicología han pretendido dar cuenta del juego: ni el exceso de energía
vital, ni la tendencia a la imitación, ni la necesidad de distracción,
justifican la existencia del juego. Para él todas estas teorías sólo explican
parcialmente el fenómeno del juego. De este modo piensa que el estadio, el
templo, la escena, el tribunal, serían por su forma y función donde se juega bajo el amparo y cobijo de
unas reglas establecidas previamente. Podemos concluir que en opinión de
Huizinga el hombre hace cultura (como mínimo hasta el siglo pasado)a través del
juego, o podemos decir que, el hombre ha humanizado la naturaleza por medio de
las actividades lúdicas.
Sin
embargo, para Caillois dar preferencia a un tipo u otro de juego contribuye a
decidir el porvenir de una civilización. En este sentido propone una
correspondencia entre juego y sociedad. "No es absurdo intentar el diagnóstico de una civilización
partiendo de los juegos que de manera particular prosperan en ella. En efecto,
si los juegos son factores e imágenes de cultura, se sigue que, en cierta
medida, una civilización, y, dentro de una civilización, una época puede
caracterizarse por sus juegos". Caillois supone que en las sociedades
primitivas han dominado los juegos en los que predomina el simulacro y el
vértigo —los llamados mimicry e ilinx—, mientras que en las culturas
desarrolladas —organizadas y jerarquizadas— tienen especial predicamento los
juegos agonísticos y de azar. En las primeras el simulacro y el vértigo, o si
se quiere la pantomima y éxtasis, aseguran la cohesión del grupo. En las
segundas —sociedades de contabilidad— la competición y el tantear la suerte
propician y favorecen una hipotética quiebra de la estructura estamental.